Crónicas Maitanas: La crónica criminal - Parte I: Aterrizaje Forzoso
La primera parte de esta Crónica Criminal, comienza de la manera en que lo hacen todas las historias que terminan
en desastre: sospechosamente pacífica.
Después
de un ajetreado verano que incluyó 12 horas de trabajo como niñera de lunes a
viernes, y una monografía de mi postgrado que debía entregar en marzo, fui
sorprendida con la noticia de que mi tío pensaba enviarme el pasaje para que lo
visitara a él y a su familia a finales de ese mes…y de paso cuidara unos días a
mis primitas mientras ellos se iban de viaje.
La verdad es que sí, y ¡qué aventura!
(Imagen extraída de https://travellingnotdead.wordpress.com/2015/04/12/im-going-on-an-adventure/)
El
inesperado ofrecimiento me venía de maravilla, ya que había logrado reunir 200
dólares con mi trabajo de niñera (pobre, ¡pero a mucha honra!), y me convenía
mucho más comprar en EEUU la ropa y ciertos artículos del hogar para los que
había estado ahorrando. Aparte, justamente a finales de febrero había comenzado
a trabajar como reclutadora freelance para una empresa, y esperaba mi primer
pago mientras estaba de viaje. Las cosas no podían desenvolverse de mejor
manera, ya que dicho trabajo lo puedo hacer desde cualquier parte del mundo,
con solo tener una computadora y acceso a internet.
Previo
a mi viaje, quise agasajar a mi familia con algunos souvenirs de Argentina, por
lo que decidí comprarles lo que me pareció más emblemático y accessible a mi
magullado bolsillo: una botella de vino de Mendoza para mi tía, una caja de
alfajores y otra de bombones para las niñas, y un paquete de la tradicional
yerba mate, a pedido de mi tío. Uno pensaría que todo el mundo sabe que en Argentina
se toma mate. Pero al parecer, el hecho no es tan del dominio público como yo
pensaba.
Yerba mate, tesoro argentino...que muchos aún desconocen, para mi desgracia
(Imagen extraída de http://yerbaverdeflor.com/)
Así
que, ignorante de lo que me deparaba el destino, repetí feliz el mismo
procedimiento que varias veces antes había hecho ya. Metí dentro de mi maleta
mediana dos camisas, un neceser de artículos de higiene personal y medicinas
-entre las cuales se encontraban algunos antibióticos, porque uno nunca sabe si
se enferma estando de viaje-, la botella de vino, los dulces y el paquete de
yerba. También empaqué 6 pantaletas/bombachas/calzones nuevos y de vivos
colores, que me había mandado mi madre de Venezuela cuando le comenté que se me
había quemado casi toda mi ropa interior al ponerla a secar durante la estufa
en invierno. Lamentablemente, el obsequio de mi madre no era de mi talla,
porque mi progenitora siempre ha insistido en comprarme ropa 3 tallas menos de
la que uso, pero esa es otra historia. El caso fue que las empaqué con la
esperanza de que mis primas, de 11 y 10 años de edad, pudieran usarlas.
Después, procedí a meter esa maleta mediana
dentro de una más grande; y por último, metí en mi maleta de mano unas
galletas, un estuche con champú, jabón y acondicionador. Como les dije antes,
este procedimiento lo había repetido varias veces antes al viajar a Houston, ya
que me llevaba las maletas casi vacías, y me devolvía con el equipaje a punto
de estallar, repleto de las cosas que compraba -porque salían mucho más
económicas que en Venezuela-, más la ropa vieja, pero en buen estado, que mi
tía ya no usaba. Así mismo, como María la del Barrio, gran parte de mi
vestuario y mis pertenencias se las debo a la bondad de la tía July. Y como yo
sabía que entre mis 200 USD, la caridad de mi tía y mi primer sueldo, mis
maletas iban a volver bien gorditas, no me preocupé por nada y me embarqué en
un taxi, rumbo al aeropuerto.
Más o menos así venían mis maletas
(Imagen extraída de http://www.listentolena.com/2013/06/the-empty-suitcase.html)
Abordé
mi vuelo sin ningún contratiempo y despegué de Buenos Aires a las 9 P.M., con
destino a la ciudad de Houston, en EEUU. Las 10 horas que duró el viaje se
hicieron pesadas, porque iba en la ventana, y a mi lado tenía dos hombres que
iban profundamente dormidos, sin consideración alguna con mi microscópica
vejiga, que necesita vaciarse al menos cada hora. Pero conseguí dormir por lo
menos una hora, y las 9 restantes las pasé leyendo un libro, que
afortunadamente me habían regalado antes de viajar, y que me distrajo de pensar
en que mi vejiga iba a estallar en cualquier momento.
El mantra de Sheldon Cooper logró distraerme de mi imposibilidad para llegar al baño en el avión
(Imagen extraída de https://es.pinterest.com/chr2989/sheldon-cooper/)
Aterrizamos
en Houston, Texas a las 5 A.M. del 22 de marzo. Transcurrieron alrededor de 35
minutos mientras pasaba por inmigración, buscaba mis maletas y hacía pis (¡por
fin!). Mi batería del celular estaba ya en amarillo cuando logré avisarle a mi
tío que ya estaba por salir, y a la vez el me respondió que estaba esperándome
afuera. El momento de reencontrarme con mi familia, después de 4 años sin
vernos, se hacía cada vez más cercano. Sin embargo, el lector ya sabe que mi
destino siempre me hace dar unos cuantos desvíos antes de llegar a las metas. Por
eso, casi, caaasi, no me sorprendí cuando ya estaba en el último punto de
control de migración, y el agente, sin mirarme a los ojos, me dice: “usted va
para rayos X”.
Pasaron
por mi mente varias posibles razones de mi selección, entre ellas, que había
respondido que no traía conmigo comida, cuando tenía un paquete de galletas en
la cartera y una caja de bombones y otra de alfajores. ¿Se consideraría eso
como ocultarle información a la autoridad? Sin embargo, até cabos cuando pensé
en el paquete de yerba mate que me había pedido mi tío y que yo con tanto
cariño había comprado. Pero ya no me sentía tan cariñosa. Si lograba salir de
esto, le iba a obligar a beberse el bendito paquete de un solo trago. ¡Mis
sacrificios no podían ser en vano!
Como pensé que saldría mi "mugshot" si me llevaban presa, a las 5:30 A.M., después de un vuelo nocturno y de no haberme cepillado los dientes
(Imagen extraída de http://www.teamjimmyjoe.com/2013/08/funny-mugshots-vol-ii-30-crazy/)
Ojalá
los agentes de policía supieran algo de la cultura argentina…
Pasé
unos 20 minutos en cola, esperando que registraran a un chico y una chica, a
los que dejaron ir casi de inmediato. Pensé que lo mismo ocurriría conmigo, así
que me relajé, y saqué mi libro para ir leyendo mientras esperaba. Aprovechando
mi crítico nivel de batería, intenté ponerle un mensaje a mi tío para que no se
preocupara, pero en mi ignorancia, desconocía que el área de rayos X no tiene
wi-fi.
El primer
agente de policía que revisó mis cosas, fue muy amable. Me preguntó acerca del
motivo de mi residencia en Argentina, la situación de Venezuela, y no se inmutó
cuando sacó mi férula dental nocturna de la cartera -con la cual debo dormir-,
que seguía llena de baba porque cuando mis compañeros de asiento se dignaron a
despertar, ya teníamos que desembarcar el avión y no había podido lavarla. Más
bien, me comentó que su hijo de 7 años también debía usar una porque rechinaba
los dientes mientras dormía, al igual que yo. Pensé que todo iba de viento en
popa, a pesar de que notaba al policía contrariado ante la discrepancia que
presentaba lo enorme de mis maletas con la escasa cantidad de ítems que traía.
La gran cantidad de pastillas que había en mi neceser también lo confundieron
un poco, pero no emitió mayores comentarios al respecto.
De
repente, salió de la nada un agente bajito, latino, que comenzó a gritarme que
yo no era ciudadana americana, y por lo tanto no tenía derechos en ese país. Lo
intempestivo de la aparición del policía, junto con lo rudo y fuera de lugar
del comentario, me dejaron sin palabras, que igual no hicieron falta puesto que
mi cara expresaba todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento: “¿what the
fuck?”.
"Is this real life?"
El
policía debió adivinar mi expresión, puesto que siguió elevando el tono de voz
para decirme que dejara mi “actitud” y mi “drama”, y que él no iba a dejarme
pasar a su país. Su comentario generó una nueva expresión facial de
desconcierto de mi parte, cosa que le ofuscó aún más, y le llevó a advertirme
que una nueva “falta de respeto a la autoridad” sería tomada como delito
federal.
Supongo que una expresión así es muy elocuente como para no considerarla una ofensa a un agente de la ley
Me
imaginé que toda la situación sería un esquema “policía bueno/policía malo”,
como los que se ven en las películas. Así que al ver que el enanito era el “bad
cop”, y que su función era la de intimidarme, pero no le interesaba en lo más
mínimo dialogar conmigo, decidí que mi mejor opción era responder únicamente lo
que me preguntaba.
Desafortunadamente
para mí, mis pertenencias estaban relatando una historia comprometedora que me
iba a poner muy pronto en serios aprietos.
Una
generosa cantidad de pastillas, ropa interior de vivos colores, un solo pantalón
(el que tenía puesto), un documento legal que indicaba que trabajaba para una
empresa americana, fotos mías haciendo pole fitness, un paquete con hierbas
sospechosas (para los que no saben lo que es la yerba mate, claro está), un
mensaje de WhatsApp con la palabra “marihuana”, 200 dólares, ninguna tarjeta de
crédito y dos maletas enormes casi vacías, cuya dueña había insistido
ingenuamente que venía a llenar de ropa y artículos del hogar, a pesar de lo
escaso de su presupuesto…
No es
difícil entender por qué terminé con 10 agentes de seguridad revisando mis affaires.
Pero
mejor les sigo contando en la segunda entrega de esta Crónica Criminal.
About author: Maitana Delgado
En este orden: Ser humano. Mujer. Emigrante venezolana en Argentina. Hija, hermana, amiga. Psicóloga egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela. Máster en Psiconeuroinmunoendocrinología de la Universidad Favaloro, Argentina en proceso. Facilitadora de Técnicas de Terapia Psicocorporal de ASOFIPSICOS. Escritora aficionada de mis aventuras desventuras. Practicante descoordinada, pero entusiasta, de pole fitness. Fiel creyente del humor como la mejor de las medicinas. Alma viajera con el monedero vacío, por los momentos. No puedo comer chocolate.
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Puede que no sea difícil entender por qué puede haber confusión, pero la falta de respeto del latino es otra cosa. Ese tipo de personas son las que dejan mal a los demás latinos que son respetuosos aún siendo figuras de autoridad... me da mucha arrechera u.u y como si see ciudadano americano te hace más que los demás. Yo soy una a la que por ejemplo no le interesa en los más mínimo ciudadana de ese país. De verdad espero que alguien después de ese rollo sí te haya tratado bien, obviamente no espero que ese enano de mi... después se haya disculpado por su actitud, es pedirles que hagan demasiado :S ya quiero saber cómo termina!
ResponderEliminarSí, lamentablemente hay gente que no tiene la más mínima idea de lo que es respeto. Eso no sólo se circunscribe a los funcionarios de inmigración latinos nacionalizados. Pero la verdad, eso parece ser común, y no tengo ni la más remota idea por qué actúan así, si ellos probablemente cuando llegaron pueden haber o no experimentado lo mismo y en ninguno de los dos casos se justifica que tengas esta actitud.
EliminarPareciera como si quisieran cuidar una reputación de ser latinoamericanos legales en EEUU, y ve tú a saber cómo llegaron ellos allí, pero es la única explicación a la que le veo un mínimo de sentido. Bueno, ciertos resentimientos pueden jugar ahí roles importantes.
La conclusión de esta Crónica Criminal debe llegar para la próxima semana.