Como integrante de la diáspora de emigrantes venezolanos en el mundo, ha sido testigo de la constante batalla de argumentos de aquellos que se quedan en el país contra aquellos que se van y viceversa, quizás porque este proceso de incluir la decisión de dejar a nuestro país es muy nueva para nosotros como sociedad y eso es un proceso que debemos madurar.
La discusión entre el emigrante venezolano y el que se queda en su país.
Al leer argumentos de parte y parte, he podido entender con el paso del tiempo que cada persona tienes sus razones para decidir emigrar o simplemente no hacerlo, y que ninguno de los dos grupos tiene mejores razones que el otro, sino que las decisiones de cada quien corresponden a la libertad individual de qué hacer con su propia vida y cómo utilizar los recursos de los que disponen.
Exilio y emigración no son lo mismo
Quizás lo que me ha motivado a estas líneas es que desde este lado —que al final somos dos caras de la misma moneda en la que se ha convertido nuestra sociedad para todas las corrientes de opinión y pensamiento—, es que muchos han esgrimido el argumento —un tanto novelero, para mi gusto— de decir que somos exiliados de nuestra patria con una facilidad y soltura de lengua propias de los discursos polítcos de campaña electoral, que da miedo.
La verdad es que decir que aquellas personas que estamos fuera de Venezuela somos exiliados políticos en los distintos países a los que hemos llegado, es no menos que un guión de novela ridículo al mejor estilo que una novela de RCTV o Venevisión en sus buenos tiempos (dos de los canales venezolanos de televisión abierta más grandes y famosos en las últimas décadas).
¿Y es que no existen los exiliados venezolanos?
Ciertamente la situación en nuestro país, para muchos de los que decidimos irnos a buscar distintos aires, se volvió insostenible y hasta difícil de soportar a nivel personal o familiar, y también es claro que de cada uno de los elementos por los cuales consideramos a nuestro país como un lugar difícil para hacer nuestras vidas, cada quien se sostuvo de alguno en específico como razón suficiente para iniciar los trámites necesarios para emigrar. Pero no por ello debemos dejar de estar claros que se llegó a esa situación general por la culpa de toda nuestra sociedad, incluyéndonos a cada uno de nosotros.
Y es por lo descrito anteriormente, que los emigrantes venezolanos en el mundo en su mayoría debemos tener cuidado al decir que somos exiliados políticos o de cualquier otra índole, porque sí, existen personas que por haber enfrentado al gobierno que se encuentra en el poder en Venezuela desde hace 17 años, han debido dejarlo todo y salir huyendo literalmente del país so pena de caer en prisión, ser asesinados, amedrentados, secuestrados o coaccionados de alguna manera por anteponer sus ideas y principios al imperio de la oclocracia o de la conveniencia monetaria. Pero esta gente, los exiliados venezolanos no son la mayoría de los que componen la diáspora.
Conceptos sobre exilio y emigración
De la definición encontrada en la Wikipedia sobre el exilio es el hecho de encontrarse lejos de su lugar de origen por expatriación voluntaria o forzada, por diversos motivos, en los que se le niega explícitamente el regreso a las personas a sus naciones o ciudades con amenazas de cárcel o muerte.
Emigrantes o exiliados, ambos procesos conllevan un trauma para quien se va y quien se queda, a pesar de eso, exilio y emigración son conceptos distintos.
En cambio, la definición que da la misma enciclopedia sobre la emigración es un poco más general sobre movimientos de la población de una tierra a otra en búsqueda de mejores condiciones de vida que no pudieron encontrar en el lugar de origen. Generalmente, estas condiciones son de índole social o económica. Pero en ningún lugar del concepto de emigración se expresa que existe un elemento de coacción como una pena de cárcel o muerte si el emigrante regresa a su lugar de origen.
Entre otras diferencias en ambos conceptos se encuentra el hecho que la emigración es un proceso planificado en la mayoría de las ocasiones, mientras que el exilio es un proceso abrupto y con poca planificación. Los emigrantes suelen llegar a otros países para realizar un proceso de legalización de su estado migratorio ante las autoridades del país receptor, mientras que en muchos de los casos el exiliado debe negociar con las autoridades del país receptor su llegada y establecimiento en esa nueva nación, así como también se ve sometido a la imposibilidad de salir y entrar del país que le da asilo con libertad.
Un estudio de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) de Venezuela, sobre la emigración desde Venezuela en la última década realizada en el año 2011 refleja las características y el cambio del comportamiento estadístico de esta población a la que nosotros como emigrantes pertenecemos, desde los años 80 y 90 del siglo pasado hasta nuestros días. Por si usted ha llegado aquí y aún es de los que considera que el número de emigrantes venezolanos en el mundo no se ha incrementado.
Si se midiera la cantidad de emigrantes en la historia de la humanidad por cantidad de maletas hechas, creo que nos quedamos cortos por mucho.
Así que por el bien de todos los venezolanos que estamos afuera en distintos países del mundo, para con nuestros anfitriones y para con aquellos compatriotas nuestros que han decidido quedarse en el país, no nos llenemos la boca de decir que somos exiliados políticos ni nada parecido, sino que entendamos que somos personas que voluntariamente decidimos emigrar a esos países y que nos nutriremos de nuestras experiencias allí a donde vayamos, bien sea para regresar a nuestra nación, establecernos definitivamente en la nación anfitriona o seguir como nómadas viviendo en nuevas tierras.
Además, recordemos que no somos el primer pueblo que emigra de su país por problemas sociales, políticos y/o económicos, ni seremos el último. Y muchas de las naciones a las que hemos llegado, ya han vivido este proceso de emigración de sus conciudadanos o han visto llegar a diversas diásporas de inmigrantes a sus tierras durante años, mucho antes que la nuestra.
Si usted salió de su país y puede volver a él a visitar a su familia sin tanto problema o amenazas sobre usted, su vida y la de su familia, considérese un afortunado de ser un emigrante más y no un exiliado. En fin, exilio y emigración, dos realidades sin comparación.
¿Te parece que estamos en lo correcto o nos equivocamos al hacer esta diferencia entre exilio y emigración? ¿Tienes alguna idea sobre estos procesos que desees compartir? Si es así, estaremos contentos que nos dejes tu comentario abajo.
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